miércoles, 14 de enero de 2009

Amenidades 1: Un vistazo de la política en el año 2008.

La política actual nos dice:

Nos estamos convirtiendo en una "República Bananera".

A comienzos del siglo pasado se hablaba de república bananera por países pequeños donde había gran influencia de las corporaciones. Ese es un problema, que haya una gran concentración económica en pocas manos, y encima que sean corporaciones extranjeras, que no tienen como máxima prioridad el desarrollo sino la búsqueda de mercado y la ganancia. Cuando ellas ejercen mucha influencia política pueden evitar que el Estado y la sociedad piensen en términos más propios e independientes sus cuestiones de desarrollo.

Nosotros no tenemos un plan de desarrollo, no existe, solo medidas parciales que se anuncian en las elecciones como el TLC para todos, Sierra Exportadora, pero detrás no hay ninguna intención seria de un apoyo sistemático del desarrollo del capital nacional.

La culpa no es entonces del capital extranjero. La culpa es nuestra, por creer que con inversión extranjera nuestros problemas se solucionarán sin que tengamos que mover un dedo. En toda sociedad, la clase empresarial es un activo fundamental, no solamente por su poder adquisitivo y político, sino por su capacidad de transformar visiones en empresas viables y potencial humano en puestos de trabajo.

Un buen empresario peruano, un empresario inteligente, empeñoso y cooperador, tiene la ventaja única de conocer el terreno sobre el que se mueve. Conoce la mentalidad peruana, conoce nuestras deficiencias pero también las enormes posibilidades de crecimiento en los distintos sectores. La clase empresarial peruana puede aprovechar estas ventajas y convertirse en uno de los motores del desarrollo social si así se lo propone.

El año 2008, es el año de la inversión social. El año en que se avance con la infraestructura rural, con la educación universal de calidad, con un sistema de justicia más inclusivo, con asistencia social y programas para salir de la pobreza. Son tareas amplias de los gobiernos, pero también de la clase empresarial.

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